Angle of Incident
“Una imagen es más que un producto de la percepción. Se manifiesta como resultado de una simbolización personal o colectiva. Todo lo que pasa por la mirada o frente al ojo interior puede entenderse, así como una imagen, o transformarse en una imagen”.
Hans Belting (Antropología de la imagen, 2007)
El arte de nuestros días es muy incierto y responde a una serie de agentes que por su naturaleza cambiante, acaban por direccionar y alterar el ámbito cultural; comportamientos, gustos y tendencias que, a su vez, se encuentran relacionados a los avances tecnológicos, descubrimientos científicos, contextos económicos ,situaciones sociales y políticas. Todo ello se percibe como una proyección cultural que se moviliza por el campo de lo visual, lo cual nos lleva a reconocer que, en el mundo actual, todo es imagen.
La propuesta de Paolo Vigo resulta un desafío para el espectador. Mediante la producción visual, nos conduce a lo que hoy forma parte de nuestro día a día, vale decir, el tránsito entre lo cierto y lo ilusorio; situaciones de ficción proyectadas ante nuestros ojos que nos habla de la fragilidad de lo real, donde el engaño a medias o medias verdades, son parte de las directrices sobre las que nos desplazamos.
El ser humano tiende a recibir y también generar imágenes. Es parte de su condición y esto lleva a producir un juego donde la visualidad es puesta en cuestionamiento, porque es ella la que nos ayuda a construir un perfil de la realidad, nuestras formas de relacionarnos y conocimientos. Por tanto, la producción de ilusiones es una realidad. Paolo Vigo, al igual que muchos, reconoce las ficciones que transitan en los medios virtuales y las transmisiones de comunicación en línea, por ello, es que construye sus propuestas de manera ex profesa a fin de hacernos caer en una especie de trampa óptica y sorprendernos en torno a este proceso de la imagen reflejada o como reflejo de algo.
Cajas escultóricas y pinturas son parte de este proyecto, elaborados mediante un lenguaje simbólico; cada una de ellas constituyen representaciones incompletas de cabezas o torsos de personajes anónimos y andróginos, en situaciones de aislamiento y en algunos casos, en estados de alteración y disolución corporal.
Retratos impersonales acompañados de elementos florales o plantas, insectos, pistolas o máscaras antigases, resultan ser trampas ópticas que sirven para remarcar el sentido de ficción y enajenación de la condición humana la cual es construida desde la educación y la cultura.
Sus cajas cargadas de simbolismo, hieratismo y misterio, contienen producciones escultóricas limpiamente montadas, pintadas de colores planos con aplicaciones de elementos como una pistola, plantas o algún bicho. Más allá de lo que nos pueda provocar, su producción nos remite a Platón y el “Mito de las cavernas”, una alegoría referida a las vías del conocimiento.
Por un lado, se refiere a la información que procede de los sentidos, y por otro, el que deriva del mundo de las ideas. Ambas son sendas en que el hombre construye sus conocimientos, algunos a partir de situaciones de engaño y variabilidad, derivados de lo sensorial, frente a otras construidas mediante vínculos con el conocimiento en sí o ideas, en contraste con la realidad y en constatación con la vida misma. Los primeros nos conducen a ver solo irrealidades, de allí la metáfora de las sombras; la otra es la que nos acerca a un conocimiento más sólido, a una verdad más real que se ubica “fuera de la caverna”, bajo una luz que la ilumina toda.
Este carácter inmutable de las ideas referidas en Platón, es lo que en esta ocasión Vigo nos presenta desde el arte, como una situación que se ve cancelada en estos tiempos al estar inmersos en la manera relativa del pensar, la cual se sustenta en los principios cambiantes de las ideas, una de las características de la cultura post moderna asentada sobre la rapidez y fragilidad del tiempo y por tanto, la corta vigencia de los conocimientos que se extiende a las producciones materiales.
Es justamente esta relatividad la que se enrola en la práctica de la economía liberal con valores variables, la fragilidad y caducidad de la verdad, los gustos y la validez misma del arte contemporáneo en respuesta a un mercado que transita entre caminos caprichosos de idas y retornos, pero en gran medida, sobre tendencias que responden al gusto y la moda.
En estas circunstancias es donde emerge la estrategia de la ficción sobre la que Paolo Vigo asienta su propuesta, el arte proyectado bajo una situación paradójica en que más allá de sus propósitos formales y esteticistas, rayando por momentos en el campo del diseño, hace ver la relatividad en que actualmente nos movilizamos, un gran contexto deshumanizado y sin principios éticos, desvalorizados, en el que más de allá de analizarlo y criticarlo, terminamos por asumirla como tal, enfrentándonos a la cosificación que como parte de esta cultura y sobre todo, desde el arte, parece quedarse atrapada en la imagen direccionada hacia el consumo.
Bajo esta idea es que el carácter simbólico, con mayor grado de relatividad por estar sujeto a la manera en que es percibida e interpretada por otros, ha venido transitando en las propuestas de este artista visual, insertado en los temas de identidad, sexualidad, violencia, explotación, entre otros. Es en esta muestra, donde se presenta de manera directa, complementada mediante obras pictóricas bajo una especie de contrapunto visual, cuyos personajes se muestran despersonalizados, silenciosos, a la espera de que algo suceda.
El sentido del espejo, como símbolo de los tiempos actuales, es un elemento incorporado que representa no solo la vanidad, sino también cómo la imagen es asida y reflejada, además del proceso de construcción de la información y conocimiento a lo que ya hemos aludido con Platón. “Angulo de incidencia”, además de referirse al fenómeno de la refracción de la imagen, incide en la situación de rebote y expansión de la idea visual que pone en cuestionamiento el grado de verdad de la imagen, sea por generación espontánea o parte del devenir o por creación bajo cierta conciencia e intención personal o colectiva.
Juan Peralta Berríos
Historiador del arte y Curador
Marzo de 2020